Un nuevo estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition en noviembre de 2024 confirma lo que la ciencia ha venido sugiriendo: la dieta mediterránea no solo protege el corazón, sino que también favorece la salud cerebral. En esta investigación, aproximadamente 300 participantes con obesidad abdominal o colesterol elevado siguieron diferentes planes alimenticios durante 18 meses.
Los resultados fueron contundentes: aquellos que adoptaron la dieta mediterránea –ya sea en su versión tradicional o en su variante “verde”– experimentaron una menor contracción en regiones cerebrales clave para la función cognitiva y el procesamiento de la información. Este hallazgo es fundamental, ya que el encogimiento del cerebro está directamente relacionado con el envejecimiento y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
¿Por qué la dieta mediterránea protege el cerebro?
Los investigadores sugieren que la clave está en la regulación de los niveles de azúcar en sangre. Se observó que los participantes que siguieron alguna de las dos variantes mediterráneas lograron un mejor control glucémico en comparación con aquellos que solo redujeron su ingesta calórica sin adoptar un patrón alimenticio específico.
En particular, el grupo que siguió la dieta mediterránea verde –rica en té verde y lenteja de agua (una planta acuática con alto contenido proteico y antioxidante)– mostró los mayores beneficios en la reducción del azúcar en sangre y en la protección cerebral.
Claves de la dieta mediterránea para la salud cerebral
Ambas versiones de la dieta mediterránea comparten una base común:
Alimentos vegetales en su estado natural: frutas, verduras, frutos secos y cereales integrales.
Grasas saludables: predominancia del aceite de oliva extra virgen y frutos secos.
Proteínas de calidad: pescado, legumbres y cantidades moderadas de lácteos y huevos.
Consumo moderado de vino tinto (opcional).
Baja ingesta de carne roja y procesada.
La variante “verde” lleva un paso más allá estos principios al enfatizar el consumo de compuestos bioactivos presentes en el té verde y la lenteja de agua, ambos con potencial efecto neuroprotector.
Más allá de la alimentación: un enfoque integral
La evidencia respalda que una alimentación basada en la dieta mediterránea es una poderosa herramienta para la prevención del deterioro cognitivo y el envejecimiento cerebral. Sin embargo, la clave está en combinarla con otros pilares del bienestar: actividad física regular, control del estrés y descanso adecuado.
Cuidar el cerebro no es solo una cuestión de genética, sino de hábitos. Y la alimentación es uno de los factores que más impacto tiene en nuestra salud a largo plazo.